La Organización Mundial de la Salud estima que cada año se realizan 25 millones de abortos inseguros en el mundo, responsables de 39 mil muertes maternas y millones de hospitalizaciones por complicaciones evitables. Esta realidad afecta mayoritariamente a mujeres en países en desarrollo, donde el acceso a servicios seguros y dignos sigue siendo limitado.
En Chile, la ley permite el aborto solo bajo tres causales, pero diversas encuestas reflejan un cambio en la opinión pública: un 30% apoya el aborto sin causales, y entre las mujeres jóvenes, el apoyo sube al 37,1%. A pesar de ello, miles siguen enfrentando estigmas, barreras económicas y riesgos sanitarios al tomar esta difícil decisión.
No existen cifras oficiales actualizadas, pero se estima que entre 30.000 y 150.000 abortos ocurren anualmente en el país. En 2023, más de 21.000 hospitalizaciones estuvieron asociadas a embarazos terminados en aborto, según el DEIS.
Desde la bioética, se invocan tanto el principio de respeto por la vida como el de autonomía. Negar a las mujeres la posibilidad de decidir sobre su cuerpo es también negarles el ejercicio pleno de su dignidad y derechos fundamentales.
Es urgente avanzar hacia políticas públicas que reconozcan la autonomía reproductiva, garanticen acceso seguro a la atención y reduzcan los riesgos que hoy miles de mujeres enfrentan en silencio.
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