ACONCAGUA (19/04/2025).- La Semana Santa, una conmemoración de gran relevancia para la tradición cristiana, no solo alude a la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, sino que también ha dejado una impronta profunda en nuestra lengua y cultura. Según un análisis del Laboratorio de Humanidades USS titulada La Semana Santa nuestra de cada día, en donde se revisaron los pasajes bíblicos relativos a la pasión, muerte y resurrección de Cristo, revela cómo múltiples expresiones que empleamos cotidianamente hunden sus raíces en los relatos de los evangelios y en la historia de la Iglesia.
En el documento, se explica la evolución de términos como “pasión”, cuya acepción popular remite a un sentimiento intenso, pero que en el contexto religioso alude al padecimiento de Jesucristo. Del mismo modo, la “Pascua” –concepto proveniente del hebreo pésakh, que significa paso o tránsito– conecta con la celebración judía que conmemora la liberación del cautiverio en Egipto, y con las narraciones de los evangelios sobre los días finales de Cristo. Si bien la mayoría de los autores revisados asegura que el concepto tiene relación con el tránsito del pueblo judío de la esclavitud a la libertad, los textos del Antiguo Testamento son claros al afirmar que el origen de la festividad se encuentra en el hecho de que el Señor pasó por alto las casas de los hijos de Israel durante el azote de la muerte de los primogénitos, explica a Los Andes Online Sebastián Caro, Humanista Digital y Académico Laboratorio de Humanidades de la Universidad San Sebastián.
El estudio, caracteriza la expresión “la carne es débil”, utilizada hoy para referirnos a la lucha interna con nuestras tentaciones, dando cuenta de la manera en que el refranero popular ha incorporado este pasaje bíblico. Asimismo, se aborda la trascendencia cultural del “beso de Judas” para evocar la traición, la frase “el que a hierro mata, a hierro muere” aplicada a la violencia y sus consecuencias, así la costumbre de “rasgarse las vestiduras” como signo público de rechazo o indignación.
Otro ejemplo destacado es la figura de Barrabás, cuyo nombre se asocia al comportamiento malicioso y ha originado expresiones como “barrabasada”. Mientras tanto, las palabras “Ecce hom!3;”, cuyo origen se atribuye a Poncio Pilato, resaltan la humanidad de Jesús en un instante clave de su proceso ante la multitud. De la misma época proviene “tole tole”, descrito en los Evangelios en latín como tolle, tolle, crucifīge eum, clamado por la muchedumbre que pedía la crucifixión.
La tradición popular ha heredado además la expresión “lavarse las manos” –un acto simbólico que Pilato empleó para evadir responsabilidades– y “vivir un calvario”, derivada del monte Gólgota (o Calvario), lugar de la crucifixión. Se aborda, finalmente, el acrónimo INRI, como ejemplo de las distintas lenguas (hebreo, griego y latín) convergentes en Judea durante la administración romana, y el llanto de María Magdalena, origen de la frase “llorar como una Magdalena”.
La investigación subraya cómo estas expresiones, hoy casi disociadas de sus implicaciones religiosas, formaron parte esencial de sucesos fundamentales para la tradición cristiana. Así, la Semana Santa, más que un periodo litúrgico, se perfila como un puente que conecta el pasado con nuestra forma de hablar y de percibir el mundo.
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